INVIERTE EN TU MAYOR ACTIVO: GESTIONANDO TU SALUD EMOCIONAL

Tener una buena gestión de nuestra inteligencia emocional, reforzará la experiencia profesional como una competencia para posicionarnos en el mercado laboral. Esta habilidad se caracteriza por ser una solución que se enmarca como una capacidad blanda, emocional, que la tecnología no logrará sustituir nunca. 

Esta es una oportunidad de empleo que siempre estará abierta. Las habilidades como la Inteligencia Emocional se refuerzan, los sentimientos se integran en una doble dirección, aplicando estados anímicos en ámbitos como servicio al cliente por medio de la gestión ante las inquietudes. 

Esta base permite que, ante situaciones de conflicto, el profesional comprenda el trasfondo de la situación o inconformidad de una persona y conseguir combatir directamente con ese inconveniente. En una situación contraria, la persona como cliente, logrará hacer empatía fácilmente con el empleador, entenderá emociones ajenas y atenderá las necesidades del individuo. 

La inversión en el tratamiento de la depresión y la ansiedad tiene un rendimiento del 400%. Las políticas actuales de los puestos de trabajo necesitan un cambio urgente en su diseño, específicamente sobre sus competencias. Es muy común encontrar en personas en puestos como recepcionistas, dependientes, cajeros, bajo muchas cargas de trabajo y sobre todo su estado emocional muy por debajo de los suelos. 

Según un estudio de la consultora Hay Group, hasta un 127% más de productividad presentan los directivos que se preocupan por el desarrollo de la inteligencia emocional en el trabajo. Hay estadísticas que demuestran la solución a la problemática que enfrentan las empresas. Los trastornos por depresión y ansiedad cuestan a la economía mundial US$ 1 billón anual en pérdida de productividad. Este dato se determinó antes de la pandemia del Covid, sin embargo, no hay datos oficiales para esta época, pero se presume que puede superar los 2 dígitos porcentuales. El Top 3 enfermedades mentales por el Coronavirus son: ansiedad (45%), seguida de depresión (38%), estrés agudo (31%), burnout (29%) y estrés post-traumático (19%).

Entonces, ¿por qué esperar a solucionar problemas que podemos prevenir de inmediato? Pensar en nuestro bienestar mental, emocional, es invertir en nuestro mayor activo como empresa. 

Abigail Sanchez – Capacita.cr

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